El ser humano se desarrolla en diferentes aspectos a lo largo de su vida, y aunque la familia es uno de los más importantes, no resta valor a otros campos que pueden conducir a un mayor crecimiento.
“Tenemos aspectos de crecimiento laboralde crecimiento social y por supuesto crecimiento personal. Y es importante cuidar cada una de estas áreas para que nuestra evolución no se estanque”, afirma la psicóloga Helen Muñoz.
El espacio personal, según Muñoz, Es un “refugio”donde cada persona tiene la oportunidad de expresa tus gustos, aficiones, desarrolla tu autonomía y personalidadasí como gestionar tu tiempo y espacio.
En el caso de los niños, los espacios personales Evolucionan a medida que crecen y cuanto más envejecen.cuanto más se busca que los espacios personales se centren en la privacidad.
Para la psicóloga clínica Melisa Mendoza, durante la infancia los espacios personales de los niños Se definen principalmente por la seguridad física y emocional.proporcionada por los padres.
“Cuando los niños entran en la adolescencia Empieza a surgir la necesidad de mayor autonomía y privacidad para que puedan explorar su propia identidad individual”, explica la psicóloga.
Añade además que, a medida que pasa el tiempo, Las personas buscan un espacio que les proporcione privacidad y mayor autonomía.hasta llegar a la edad adulta donde incluso buscan su propio espacio personal y no dentro del hogar con sus padres.
Malas prácticas de convivencia
Hay una serie de malas prácticas que pueden ocurrir durante la vida familiar que puede afectar negativamente los vínculos emocionales entre cada miembroy uno de ellos es cuando los adultos interactuar incorrectamente con los espacios personales de sus hijos.
Para Muñoz, este problema surge cuando los padres no crean un espacio de comunicación con su hijo, lo que provoca que no se sienta libre de hablar de lo que quiere, por miedo a ser juzgado o regañado.
“Cuando esto sucede, aún con las buenas intenciones que pueda tener el padre, el niño se cierra y ya no cuenta nada”. porque prefiere evitar regaños, castigos o vergüenza ante cualquier situación en la que pueda exponerse”, dice Muñoz.
Sumado a esto, p.Puede haber conductas sobreprotectoras por parte de los padresquerer controlar cada aspecto de tu vida, aunque pueda ser por el deseo de que tu hijo esté bien y no le pase nada malo.
“Si la convivencia evita ciertos patrones, que sólo benefician a alguien o que se anule la voz de alguien o que no se permita el desarrollo de otras personaspero sólo para algunos, ahí hay un problema grave”, indica el experto.
Límites
Los dos psicólogos coincidieron en que, para una sana convivencia, es necesario establecer límites dentro de la dinámicaPara lograrlo, promover un entorno de comunicación es clave.
“Es fundamental establecer límites de forma clara y comunicarse abiertamente con cada miembro y se podrían asignar áreas específicas en el hogarcomo áreas personales, respetar el tiempo a solas de cada integrante, fomentar actividades individuales que puedan ayudar, etc.”, dice Mendoza.
Agrega que promover un ambiente de comunicación adecuado en el hogar y respetar cada uno de los espacios personales de los niños, dará como resultado que los menores puedan funcionar de una mejor manera y que comparten con ellos parte de sus intereses.
“Los padres pueden acercarse a esos espacios personales de sus hijos cultivando una comunicación abierta y respetuosamostrando interés genuino y respetando su privacidad”, afirma la psicóloga.
Los límites también son importantes cuando Hay casos en los que dos o más niños comparten la misma habitación.lo que hace que tener espacio personal sea un poco más complicado.
“Tenemos que aprender a identificar qué límites debemos respetar de otras personas. Pero también, ¿Qué límites necesito poner en mi espacio? Porque, aunque esté compartiendo habitación o compartiendo un espacio común de la casa, mis acciones tendrán un impacto en aquellas otras personas con las que convivo”, afirma Muñoz.
Comunicación
Tanto Muñoz como Mendoza recomiendan establecer espacios de comunicación dentro de la familiaespecialmente en los casos en los que los hijos son de una edad mucho mayor y forman parte de las decisiones familiares
“En este proceso de diálogo debe haber una conversación clara sobre cómo se va a gestionar el espacio familiar, incluyendo reuniones o actividades familiares, entendiendo que ya no se van a imponer sanciones o imponer determinadas conductas, sino que se van a llegar a acuerdos para que la convivencia funcione”, dice Muñoz.