La visita del Girona a Montjuïc se anunciaba clave desde lo deportivo para el Barcelona, pero fundamentalmente lo era desde lo emocional. El fantástico Girona de Míchel es el espejo del Barça, por juego y filosofía, vinculado a un estilo del que los azulgrana se bajan y se suben prácticamente sin explicaciones. Y, cuando las hay, son contradictorias: cuerpo técnico, jugadores y directivos no se ponen de acuerdo en sus respectivos análisis. El Barça saltó de hacer un partido serio frente al Atlético a extraviarse ante el Girona en Montjuïc. Y el batacazo se hizo sentir tanto en el palco como en el vestuario.
Joan Laporta no acostumbra a dirigir bien las derrotas: la que sufrió el Barça frente al Girona, mucho menos. Nada más terminar el partido, el máximo directivo azulgrana se encerró en su despacho del Estadio Olímpico. No quería hablar con nadie. Hasta que este lunes por la mañana desayunó con su gente de confianza en su café habitual de la Avenida Diagonal de la capital catalana.
Pero Laporta no era el único que estaba que trinaba en el palco de Montjuïc. Deco, director deportivo del Barcelona, no entendía el juego del equipo de Xavi. Y lo dejó claro frente a los micrófonos. “No hemos hecho un partido bueno, no hemos sido contundentes y eso nos pasó factura”, comentó el responsable del fútbol profesional azulgrana. En la misma línea, De Jong, que acostumbra a no morderse la lengua, soltó: “Es una derrota dura, no hemos estado finos con la pelota -yo tampoco-, especialmente en la primera parte. Eso nos ha costado el partido”. Las opiniones de Deco y De Jong contrastaron con las de Xavi. “El partido ha sido parejo, se ha decidido por detalles”, apuntó el entrenador del Barcelona, nada más terminar el duelo ante el Girona; “si el Barça hubiese ganado también hubiéramos dicho que el triunfo era justo”.
No es la primera vez que el vestuario discrepa públicamente de su entrenador. En el comienzo de la temporada fue Lewandowski el que se quejó de que le llegaban pocos balones. “Si tengo cinco balones en el área, tengo más oportunidades de marcar que si tengo uno solo”, explicaba. Aunque el polaco suma ocho goles en 14 partidos en la Liga, su expectativa de gol disminuyó de 0,56 a 0,47 respecto de la campaña pasada. A Gündogan no le gustó para nada la actitud de sus compañeros tras perder el Clásico en Montjuïc a finales de octubre. “Después de un partido tan importante y un resultado innecesario me gustaría ver más enfado y decepción”, expuso el exjugador del Manchester City. Xavi no expresó lo mismo: “Perdimos y estábamos enfadados. Es su cultura. Mira lo que ha pasado en el Bayern tras perder en Copa. Todos estábamos enfadados”. Mientras el técnico azulgrana aseguraba que la presión de la prensa condicionaba a sus muchachos, Cancelo destacó que a él “no le afectaba”. Y hasta el joven Gavi se animó a un reproche público: “Estamos empanados”.
En algo sí concedieron todos en el Barcelona: la falta de seguridad en la zaga. Si falla Araujo -este domingo jugó con la mandíbula fracturada-, los azulgrana claudican en la última línea. “Colectivamente, no hemos defendido como era necesario”, subrayó Gündogan tras la derrota ante el Girona. “Los errores en defensa nos han pasado factura”, apuntó el técnico.
En los despachos del Barcelona, en cualquier caso, aseguran que la silla de Xavi no se tambalea. La clasificación para los octavos de final de la Champions y la victoria ante el Atlético le dieron aire al preparador azulgrana. No olvidan, sin embargo, que el Barça está a siete puntos del Girona. Xavi entiende que el Barcelona es un equipo “en construcción”; Michel, por su parte, asegura que “los datos hablan de un año histórico; un año que está superando todas las expectativas por mucho”. Si bien, el Barça perdió a dos jugadores claves para Xavi: Busquets (3.284 minutos la temporada pasada) y Dembélé (2.169); el Girona, a cuatro: Bueno (3.119), Romeu (3.042), Castellanos (2.768) y Riquelme (2.307).
“Ellos tienen calidad”, dijo Deco. Pero remarcó: “Saben a lo que tienen jugar, lo hemos intentado, pero no hemos sido capaces”. No habla por hablar el director deportivo. El Barcelona se hizo pequeño frente a su espejo: el Girona.
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