Tras obtener una multitud de concesiones del Gobierno francés, el principal sindicato de agricultores, la FNSEA, ha anunciado la suspensión de las protestas por toda Francia y los bloqueos en las vías de acceso a París. Si la base sindical cumple la orden de los dirigentes, los tractores que ocupan autopistas en decenas de puntos del país deberían de empezar a retirarse, y podría ser el principio del final de la crisis que empezó hace dos semanas en la región sureña de Occitania.
La FNSEA y la central Jóvenes Agricultores –los sindicatos más institucionales e influyentes– decretaron el fin de los bloqueos después de que el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, anunciase una batería de medidas que responden a gran parte de sus exigencias. Era la tercera ronda de medidas para apaciguar las protestas, e incluía 150 millones de ayudas fiscales y sociales para ganaderos; menos limitaciones a pesticidas; mayores controles sobre grandes superficies e industriales que según los agricultores les regatean y esquilman sus ingresos. En total, el coste de las nuevas ayudas al sector se eleva a 400 millones de euros.
“El movimiento no cesa, sino que se transforma”, declaró en una rueda de prensa Arnaud Rousseau, presidente del FNSEA. Su homólogo en Jóvenes Agricultores, Arnaud Gaillot, explicó: “Hemos decidido que, visto lo anunciado, hay que cambiar el modo de acción, así que llamamos a nuestras redes a suspender los bloqueos”. En la autopista A6 al sur de París, cerca del aeropuerto de Orly, los agricultores, instalados con sus tractores desde el lunes, debatían, tras escuchar a sus dirigentes, si había llegado el momento de la retirada. Muchos acusaban signos de fatiga.
La cuestión es cómo se pondrá en práctica la retirada de los tractores y a qué ritmo, y si los sindicatos minoritarios, que han defendido una actitud más combativa, continuarán. Desde que se iniciaron las protestas en el sur, el presidente, Emmanuel Macron, y su nuevo primer ministro Attal han multiplicado los gestos para desactivarla.
Attal, que afronta su primera crisis desde que el 9 de enero Macron le nombró en el cargo, ha anunciado estos días medidas que van desde la supresión del aumento previsto de la tasa para el carburante que usan los tractores hasta la agilización de los pagos y ayudas al campo, y la reducción de la burocracia. El Salón de la Agricultura, que se inaugura en París el 24 de febrero y es la cita ineludible del poder político y del agrícola, servirá para evaluar unas medidas que en buena parte se han negociado con el sector.
El máximo temor de las autoridades era que los tractores entraran a París. El lunes, se instalaron en ocho autopistas alrededor de la ciudad con el propósito de “sitiarla”. Era más un eslogan que una realidad, pues era posible, por desvíos o rutas alternativas, circular y entrar y salir de la capital. Pero fue un momento simbólico que señalaba hasta dónde podían llevar el pulso los manifestantes. Un sindicato mayoritario intentó el miércoles bloquear Rungis, el principal mercado de Europa al por mayor, pero la operación fracasó y se saldó con 91 detenidos.
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