Actualmente, los espectadores demuestran que esperan que los partidos legales consigan más escaños en el Parlamento Europeo, dejando al cuerpo legislativo aún más fracturado.
A nivel nacional, los líderes gubernamentales pueden proteger sus prerrogativas. Durante la última década, la Unión Europea ha buscado crear un mercado único de capitales para facilitar las inversiones transfronterizas.
Pero muchas naciones más pequeñas, incluidas Irlanda, Rumania y Suecia, se han resistido a asumir el poder de Bruselas o cambiar sus propias leyes, preocupadas por poner en peligro sus industrias financieras nacionales.
Las organizaciones de la sociedad civil también están preocupadas por la concentración de poder. A lo largo del mes, 13 grupos en Europa escribieron un documento abierto advirtiendo que un alcalde que consolide el mercado perjudicaría a los consumidores, los trabajadores y las pequeñas empresas y tendría demasiada influencia sobre los gigantes corporativos, provocando un aumento de los precios. Y se teme que otras prioridades económicas, sociales y medioambientales queden al margen.
Durante más de una década, Europa se ha sentido atraída por diversos indicadores de competitividad, incluida la inversión de capital, la investigación, el desarrollo y el crecimiento de la productividad. Pero según McKinsey es líder mundial en reducción de emisiones, limitación del antojo de ingredientes y expansión de la movilidad social.