La República Checa ha amanecido de luto este viernes después del tiroteo más grave que se recuerda en la historia reciente del país. En una mañana lluviosa, con temperaturas que rondan los cero grados, decenas de personas han colocado velas frente a la sede de la Universidad Carolina, el centro de Praga, en memoria de las víctimas mortales del joven que el jueves irrumpió en la facultad de Filosofía y Letras. El atacante, un estudiante de 24 años identificado como David Kozak, mató a 14 personas (una de ellas falleció en el hospital) e hirió a 25, horas después de haber asesinado a su padre en Hostoun, cerca de la ciudad de Kladno.
En el registro del domicilio familiar se han encontrado pruebas que vinculan al autor del ataque, que murió durante la operación policial, con la muerte de dos personas más. Se trata de un hombre de 35 años y su hija, una bebé de dos meses, víctimas también de disparos la semana pasada en el bosque de Klánovice, en el distrito de Praga. El arma con la que se perpetró ese crimen, tras el cual los investigadores no ven un motivo claro, coincide con una encontrada en el domicilio de Kozak, ha informado la policía. El asaltante tenía registradas ocho armas, dos de ellas largas, y estaba en la lista de posibles sospechosos de ese asesinato.
Kozak residía en Hostoun, una localidad cercana al aeropuerto y a unos 20 kilómetros al oeste de Praga, donde estudiaba Historia en la Universidad Carolina. Estaba especializado en la historia reciente de Polonia, lo que le valió un premio del Instituto Polaco en Praga. La policía informó el jueves de que el asaltante se había inspirado en un suceso similar ocurrido en Rusia. Algunos medios han apuntado que Kozak compartió sus planes en la app de mensajería Telegram.
Compañeros del atacante le han descrito como una persona reservada, muy interesado en las armas. Entre las pocas pinceladas que se han publicado sobre él han señalado que tenía problemas psicológicos. La policía ha pedido a los medios no darle publicidad.
Los investigadores ya han identificado a todas las víctimas mortales. La mayoría de los heridos, según han informado las autoridades sanitarias, se encuentran estables. Entre ellos hay dos personas de Emiratos Árabes Unidos y una de Países Bajos. Algunos se encuentran en estado grave, y uno de ellos, crítico. Además de la atención médica, decenas de personas están recibiendo ayuda psicológica por el impacto del suceso, incluyendo algún agente de policía.
En los medios locales empiezan a emerger relatos de los testigos y supervivientes. Como el de una estudiante, que formó parte del grupo que trató de refugiarse en la cornisa del edificio de la facultad. Según contó a la Radio checa y recoge Novinky, esta joven se encontraba en clase cuando oyeron unos disparos. “Pensamos que era alguien haciendo el tonto en el pasillo, y entonces un disparo atravesó la puerta. Nos escondimos bajo las mesas como pudimos”, narró.
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Según su relato, el atacante volvió enseguida y empezó a echar abajo la puerta. Los estudiantes huyeron por la ventana. “Estábamos en el cuarto piso, así que corrimos por el tejado y nos arrastramos por la cornisa, doblando una esquina. Había una terraza debajo de nosotros”, siguió. Allí estuvieron un buen rato agazapados hasta que alguien dijo que el asaltante había salido también por la ventana.
Entonces saltaron a la terraza que había en el tercero, rompieron la ventana, entraron al edificio y salieron corriendo escaleras abajo. A la mayoría, esa huida les supuso magulladuras y alguna fractura. “Pero alguien se cayó desde la cornisa a la calle”, según detalla la joven.
Entre las víctimas del ataque hay estudiantes y personal de la universidad. El asaltante, tras salir al exterior del edificio en la cuarta planta, disparó e hirió a tres personas en la calle. Cuando se vio rodeado por la policía, se disparó a sí mismo, según ha informado Petr Matejcek, director de la jefatura regional de policía en una conferencia de prensa este viernes.
“Yo estaba en el edificio durante el ataque. Lo que vi en los pasillos, las reservas de munición, era increíble. Si el atacante no se hubiera visto acorralado, habría sido mucho peor”, aseguró Matejcek, después de la proyección de una grabación hecha con las cámaras en los uniformes de los policias que entraron en la facultad. En el operativo participaron, según ha señalado, entre 220 y 230 agentes.
Luto oficial
Praga vive una jornada de duelo después de una tarde y noche en la que muchas personas se afanaron en localizar a amigos y conocidos para saber si estaban bien. En una reunión extraordinaria del Gobierno, junto con el presidente, Petr Pavel, en la noche del jueves, declararon la jornada del sábado de luto oficial. Ese día se celebrará a las 11.00 un funeral religioso en la catedral de San Vito. El país ha recibido condolencias de dirigentes de todo el mundo.
La policía ha anunciado más medidas de seguridad estos días, especialmente en lo que llama objetivos blandos, que se refiere a lugares con gran afluencia de personas y centros educativos. Según los medios locales, ya se puede ver a más uniformados en las calles, portando armas largas. La policía registró el mismo jueves por la noche una llamada de una persona que dijo que iba a seguir el ejemplo del atacante, y que ya ha sido identificada y detenida.
La universidad, que se ha sentido vulnerable tras el ataque, solicitó el jueves un refuerzo de la seguridad. El ministro de Interior ha anunciado que se tomarán medidas preventivas al menos hasta el 1 de enero. Pero no solo los centros educativos de Praga se han despertado traumatizados. Universidades de todo el país están anunciando iniciativas para fortalecer la seguridad, como la de Palacký en Olomouc, donde la policía vigilará los más de 70 edificios universitarios.
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