Aitana Bonmatí volvió a entrenarse este lunes. No sufría ninguna lesión ni dolencia grave. Pero se ausentó del último entrenamiento con el equipo nacional por un resfriado. Tampoco se sintió bien, así lo explicó ella misma, tras jugar el primer tiempo contra Italia el viernes. Y pidió el cambio. Lo pidió tan tarde que al staff de España le costó reaccionar; aquello provocó que también se avisara tarde a la delantera Esther González, que ni siquiera había calentado, de que tenía que saltar al campo y en esos minutos en que la selección jugó en inferioridad numérica, el rival marcó: 1-1. Y el vía crucis del encuentro no había hecho más que comenzar. El partido terminó 2-3. La Roja contaba su primera derrota en los partidos de clasificación para la Nations League. Aunque, pese a todo, la derrota de Suecia les permitió irse a dormir con su billete para la final four del próximo febrero en el bolsillo.
En todo este embrollo, cuyo culebrón se ha alargado hasta la previa del último partido de la liguilla, este martes (España se mide a Suecia, a las 19.00; La 1), no explicó la Balón de Oro que instantes antes de pedir al cuerpo técnico ser sustituida y no disputar la segunda parte se había enzarzado en una discusión con la seleccionadora Montse Tomé, que supuestamente le habría pedido más intensidad a la futbolista. La reacción de Aitana estuvo fuera de lugar. “Se pasó de frenada”, confiesan fuentes cercanas al vestuario. “Ella es vehemente, super competitiva”, explican en Las Rozas. Y en las declaraciones posteriores al partido, la entrenadora, que lleva exactamente tres meses en el cargo y sustituye al destituido Jorge Vilda, no tuvo inconveniente en señalar a Bonmatí: “Empezamos con 10 porque Aitana avisa tarde de que no está disponible”.
La jugadora, por su parte, asume que avisa tarde, pero no se encontraba bien y prefirió que otra jugadora entrara en su lugar. “Las sensaciones no eran muy buenas, llevaba unos días con malestar, resfriada, mucha mucosidad. El descanso a menudo sirve para reposar esas sensaciones y ver cómo te sientes”, explica su entorno. Y el desenlace del partido acaba animando la crisis. Bonmatí, señalada como la mejor jugadora de España en el Mundial, la mejor futbolista del 2023 según France Football, siente que hubo un problema y que ahora se busca un culpable. “En un equipo hay intercambio de opiniones. Y a menudo se hace una montaña de situaciones muy cotidianas en el día a día de un vestuario. Cierto que, del mensaje de la seleccionadora, se entiende que la culpabiliza”, indican fuentes cercanas.
Que España jugara con diez durante los tres minutos en que encajó el gol del empate y perdió el control del partido no puede ser culpa de una jugadora. “Que en la Federación no se trabaje con tranquilidad tampoco ayuda a buscar la excelencia”, apuntan fuentes del vestuario. Dos voces diferentes de la selección asumen que en el equipo femenino se trabaja con miedo después de la crisis que devino tras el beso del ya expresidente Luis Rubiales a la delantera Jenni Hermoso —quien, por cierto, ha recuperado sus galones como cuarta capitana del equipo—: “Todo el mundo quiere que nos salgan mal las cosas”, admiten desde Las Rozas.
En ese camino —hacia la profesionalidad y la naturalidad— en que el equipo está inmerso desde agosto, la seleccionadora Tomé trata, con declaraciones públicas como las del viernes, de ganarse la autoridad y el respeto del vestuario. “Desde que comenzamos en septiembre el camino no ha sido fácil. Pero hemos conseguido imponernos con profesionalidad, trabajo, humildad. Me gusta mucho esta palabra. Me gusta que todos y todas podamos serlo. Estamos en una línea positiva. No nos gusta perder y hay cosas que tenemos que ajustar, pero estamos en el camino”, declaró en la conferencia de prensa de este lunes.
No está claro si las formas en que lo intentó tras el partido del viernes, de las que no quiso desdecirse, son las más convincentes, pero la mayoría de fuentes consultadas coinciden en que ese episodio no le pasará factura. “Montse lleva cuatro días y a veces le falta capacidad comunicativa. También picardía o ese recurrir a la picaresca para evitar que empiece el segundo tiempo con una jugadora menos. Hay muchas maneras de evitar no salir con diez”.
Con polémica incluida, ni Tomé, ni Laia Aleixandri, que atendió a los medios en La Rosaleda, de Málaga, donde se espera este martes una muy buena entrada, perdieron el foco de lo que les importa: “El vestuario es lo importante, el equipo, y todo lo que ocurre dentro es bueno que lo cuidemos, que lo protejamos y que sea nuestro. Nosotros somos super exigentes y super profesionales, queremos lo mejor para todos. Ya estamos pensando en Suecia. Nuestra mente debe estar solo en eso; equipo somos todos y todos tenemos que sumar”, apuntaba Tomé. “Debemos pensar en el partido. Estamos con una ambición tremenda. Siendo una selección campeona debemos tener exigencia máxima. Lo que sucedió no puede volver a suceder”, añadía Aleixandri.
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