El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, está convencido de que el salvavidas financiero de 50.000 millones de la UE, vetado por el dirigente húngaro Viktor Orbán, llegará “próximamente” junto a más soporte de otros aliados. “Estamos trabajando en ello”, ha dicho el líder ucranio este martes en Kiev, en su rueda de prensa anual. Zelenski ha definido como una “gran victoria” para Ucrania la decisión de la UE de abrir conversaciones de adhesión, después de que Hungría levantara su oposición. Ha reconocido, sin embargo, que la relación con el primer ministro nacionalpopulista húngaro, con quien coincidió en Buenos Aires hace unos días y con quien querría mantener una reunión “constructiva”, es compleja. “En Argentina pregunté a Orbán por qué no nos apoya en la UE; no fue capaz de decírmelo”, ha lanzado el líder ucranio. “Quizá su política no es muy amistosa hacia Ucrania, aunque somos vecinos y tenemos retos comunes”, ha remarcado.
La apertura de conversaciones con el club comunitario ha sido un espaldarazo a la moral de Ucrania. Sobre todo cuando ya ha empezado el segundo invierno de invasión a gran escala lanzada por Rusia y el país se enfrenta a una situación económica complicada, mientras aguarda el sostén financiero de sus aliados para mantenerse a flote durante una guerra que “nadie sabe cuándo acabará”, ha reconocido el presidente ucranio.
Rusia ha blindado sus defensas y enrocado su posición en las líneas del frente de los territorios ocupados en el este y en el sureste, a la vez que ha puesto gran parte de su maquinaria en economía de guerra para producir armamento. Mientras, Ucrania avanza solo unos metros en una contraofensiva en la que se habían puesto grandes esperanzas. De hecho, algunos analistas empiezan a preguntarse si Ucrania ha empezado a perder la guerra. “No”, ha zanjado Zelenski, ataviado con su ya tradicional uniforme militar en un escenario altamente televisivo con un luminoso mapa de Ucrania con los colores de la bandera del país.
“Con respecto al campo de batalla, Rusia no ha logrado ninguno de sus objetivos este año”, ha asegurado Zelenski. “Y, sin embargo, no ha cambiado su mensaje sobre sus objetivos”, ha añadido el presidente de Ucrania, después de que hace una semana el líder ruso, Vladímir Putin, asegurara que mantiene la meta de “desmilitarizar Ucrania”. Sobre los escasos avances de la contraofensiva, Zelenski ha eludido hablar de nuevas metas, si las hay. “[Hace meses] Todo el mundo hablaba de los objetivos y debatían sobre los detalles de cómo alcanzarlos”, ha dicho. “No debería hacerse así, porque Rusia todavía tiene más armas”, ha afirmado.
La UE y otros socios están teniendo dificultades para suministrar munición y armamento puntero más rápido y Kiev necesita también más soldados, pero a diferencia de la gran oleada de voluntarios alistados en los primeros compases de la invasión, ahora pocos quieren ir al frente.
Zelenski ha revelado que el ejército —que ha intensificado sus campañas de reclutamiento en los últimos meses— ha pedido movilizar entre 450.000 y 500.000 nuevos reclutas. Pero el tema, ha recalcado, es “muy sensible”, necesita más debates y todavía está en estudio. Si la decisión se completa —la adoptaría con el Parlamento—, se necesitaría, además, financiación adicional, según ha explicado.
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La presión sobre Ucrania es grande ahora que se percibe cierto desgaste en el apoyo económico de Occidente. En Estados Unidos, debido a luchas políticas internas ―fundamentalmente por la oposición de un sector de los republicanos―, la Casa Blanca no ha logrado aprobar un paquete de 60.000 millones de dólares para Kiev. Un varapalo que se suma al retraso en el nuevo salvavidas de la UE, que los Veintisiete volverán a estudiar en febrero. “Estoy seguro de que Estados Unidos no nos dejará caer”, ha confiado el líder ucranio.
Su visita de la semana pasada a EE UU, sin embargo, no ha logrado desencallar el sostén y la amenaza ahora es mayor con la perspectiva de una posible victoria del republicano Donald Trump (que ha cuestionado la política del demócrata Joe Biden sobre Ucrania) en las elecciones presidenciales del próximo año. De suceder, su llegada, ha reconocido Zelenski, tendría un fuerte impacto en la guerra.
La zozobra del apoyo occidental —pese al subidón diplomático de la decisión de la UE sobre la futura ampliación—, la situación en el frente y el cansancio de una población que lleva casi 700 días resistiendo al agresor ruso también se ha traducido en tensiones políticas.
En las últimas semanas, varios informes hablan de que Zelenski ha tenido ciertos desencuentros con el jefe del Ejército, Valeri Zaluzhni, a quien ha llegado a desautorizar por explicar que Ucrania tiene ahora pocas opciones para avanzar en el frente. “Tenemos una buena relación de trabajo”, ha dicho el presidente de Ucrania, que dio a entender que esos resultados son responsabilidad de la cúpula militar y, por tanto, del jefe del Ejército, que ha subido en popularidad en los últimos meses, frente a cierta caída de Zelenski en los sondeos de opinión. “Sea cual sea la posición que ocupes, se trata de responsabilidad sobre los resultados del día a día”, ha zanjado el presidente ucranio, quien ha dicho, además, que no es momento, durante la guerra, de convocar elecciones. Su mandato terminaría el próximo año, pero la ley marcial imposibilita los comicios.
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